El otro día leí una de esas frases que podríamos catalogar como filosofía barata y decía "quiero una vida llena de primeras veces" o algo así. Y a mí, me encantó. Es lo que pienso ultimamente.
Tantas cosas por experimentar pendientes, y la vida sigue su ritmo, sin prisa pero sin pausa. Una de estas cosas que hasta hace un tiempo no lo tenía ni pensado, era plantar y comer mi propia mandioca. Y resulta que nada más fácil y efectivo en nuestro suelo misionero.
Lo interesante del asunto es que la materia prima para plantar son las ramas de las mandiocas cosechadas el anio anterior. Se la troza en pedazos de unas 20 cm, y luego se las coloca en posición horizontal en la tierra. Se las pisa con el calzado, un poco mas de tierra arriba y listo.
Planté mandioca en diferentes canteros y lugares del terreno, para ver donde funciona mejor. Sólo 1 rama no prosperó. Luego el mantenimiento hasta el momento ha sido nulo. En los canteros la combiné con diferentes especies: maiz, zapallo, aromáticas, melón, etc. Veremos con qué se lleva mejor.
En otro post hablaremos un poco mas de la parte gastronómica-cultural de la mandioca, que tambien es muy interesante.
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